El atractivo turístico de Laredo había comenzado en el siglo XIX, con la presencia estival de acomodados veraneantes provenientes de la burguesía madrileña, vasca y castellana en busca de los beneficios salutíferos de los “baños de ola”. Como gancho y atractivo para estos visitantes se creó la Batalla de Flores (1908), fiesta celebrada a finales de agosto que pronto se consolidó como una de las más importantes y originales del Cantábrico. Elitista turismo que se popularizó y democratizó gracias a la elevación del nivel de vida de los sectores medios y obreros de la sociedad europea tras la II Guerra Mundial.
Laredo es una de las localidades más turísticas de la Costa de Cantabria. Su impresionate playa acoge a miles de bañistas durante los meses de verano.
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